El viernes 15 de noviembre se
realizó el Primer Encuentro de Jóvenes Constitucionalistas (IEJC), organizado
por la Asociación Peruana de Derecho Constitucional (APDC). En
Constitucionalismo Crítico seguimos con interés el desarrollo de este evento, desde
que nos invitaron a participar, a inicios de agosto.
Según el formato planteado, la
idea del Encuentro era conversar sobre
algunos contenidos de la Constitución de 1993 –con ocasión de sus 20 años de vigencia– en los que hubiésemos
trabajado. La amplitud de la temática
tenía como finalidad que los invitados contemos con un amplio margen para decidir
nuestras presentaciones; aunque ello, en parte, limitaba también la posibilidad de abordar
temas algo más teóricos, no necesariamente vinculados a contenidos o problemas relacionados
con nuestra Norma Fundamental. Lo cierto es que, finalmente, la propuesta
funcionó muy bien y pudieron abordarse diversos asuntos de interés.
Sobre la denominación “jóvenes
constitucionalistas”, la APDC, con ánimo de fortalecer la academia e incluso
pensando en un futuro recambio generacional, consideró valioso que estudiantes y
profesionales “jóvenes” dedicados al
Derecho Constitucional puedan dialogar entre sí y partió de una concepción etaria
de juventud, agrupando a personas de entre 20 a 40 años. Si bien se usó un
criterio inicialmente etario, tanto la dinámica del Encuentro como los temas
tratados revelaron que la juventud de los participantes no solo implicaba menos
edad, sino también nuevos temas e incluso una particular sensibilidad.
Por ejemplo, una de las
principales cosas que llamó mi atención es que en el Encuentro no se
presentaron exposiciones sobre Derecho Procesal Constitucional, que era una de
las posibilidades que se plantearon inicialmente. Este dato es relevante pues,
como se sabe, gran parte de la producción académica de los miembros de la APDC
ha girado en torno a temas procesales constitucionales. Si bien muchos de los
participantes dominan materias de Derecho Procesal Constitucional –como me
consta–, el contenido final del IEJC y la calidad de las presentaciones me han
parecido sintomáticos de un cambio de orientación sobre lo que (también)
significa hacer Derecho Constitucional hoy. Es más, no solo se trataron temas
sustantivos, sino que estos y los enfoques empleados fueron novedosos y reveladores
de nuevos vientos en nuestra materia. Para muestra, mencionemos el contenido de
las mesas de trabajo.
La primera mesa, que presidió
Ernesto Blume, actual Presidente de APDC, se denominó “Derechos fundamentales
I”, estuvo dedicada al tratamiento de asuntos generales de la teoría de los
derechos y a algunos derechos específicos. En esta mesa participamos Úrsula
Indacochea, Ana Neyra y yo como integrantes de Constitucionalismo Crítico. Por
tratarse un contenido que está al inicio de la Constitución, me tocó realizar la
primera intervención que versó sobre la dignidad humana; expliqué las cuatro
concepciones canónicas existentes sobre dignidad y explicité las posiciones
protegidas que esta tendría si la entendemos como derecho. Seguidamente
expuso Úrsula Indacochea, que presentó una propuesta para diferenciar los (tantas
veces confundidos) conceptos de proporcionalidad y razonabilidad, útiles para
resolver los conflictos iusfundamentales; luego Carin Huancahuari habló sobre
el derecho de acceso a la información, presentándonos diversos problemas
que se evidencian al intentar ejercerlo; Ana Neyra expuso sobre los derechos
políticos constitucionales, aludiendo especialmente a uno vinculado con la
democracia directa (y que actualmente está en la vitrina): el derecho de
revocatoria; finalmente Cinthya Vila explicó –utilizando instrumentos de la
Ciencia Política– cómo las diversas modificaciones constitucionales y
legislativas de nuestro sistema electoral han terminado haciéndolo menos
proporcional.
La siguiente mesa estuvo
íntegramente dedicada a los derechos sociales. Esta estuvo presidida por la
profesora Susana Casteñeda y Johan León fue el miembro de Constitucionalismo
Crítico allí presente. La primera exposición estuvo a cargo de Paola
Ordoñez, que expuso sobre el derecho a la educación intercultural bilingüe, y nos
explicó su problemática y contenido protegido; Heber Joel Campos trató sobre la exigibilidad de los
derechos sociales y, en especial, arremetió contra algunos argumentos que
insisten en la separación entre derechos civiles y sociales; Johan León expuso
sobre “nuestra responsabilidad con los otros”, brindando fundamentos sólidos para
considerar que los derechos sociales tienen eficacia directa frente a
particulares; finalmente, Mario Chávez insistió en la exigencia de los derechos
sociales, indicando que esta puede manifestarse de diferente modo: algunos derechos
sociales tienen eficacia directa (funcionan como libertades) y otros que
requieren un compromiso diferente, institucional, por parte del Estado (como la dación de leyes y políticas públicas).
La tercera mesa, dirigida por
el profesor Luis Sáenz, estuvo referida al Derecho Constitucional Económico;
allí expusieron Christian Donayre, que trató el derecho de propiedad, atendiendo
a su regulación constitucional y lo señalado por la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional; Alberto Cruces expuso sobre la compleja noción de
Economía Social de Mercado, explicando sus orígenes y significado, precisando además
que se trata de un término político antes que de un modelo económico; por
último, Patricio Ato problematizó el llamado “principio de subsidiariedad” y el
rol del Estado en la economía.
En la cuarta mesa trató sobre
diversidad cultural y derechos de las comunidades. Al respecto, Vanessa Tassara
formuló una interpretación en clave liberal –respetuosa de los derechos
fundamentales– del artículo 149 de la Constitución (sobre justicia comunal);
Nadia Iriarte nos habló de las peculiaridades del derecho a la tierra o
territorio de las comunidades; Flavio Reátegui sobre el derecho a la identidad
étnica, en especial, atendiendo al proceso de elaboración de la base de datos
oficial de pueblos indígenas; finalmente, Janeyri Boyer compartió experiencias interesantes
referidas al ejercicio de los derechos políticos de las comunidades indígenas
en México. Por cierto, tanto esta mesa como la siguiente fueron dirigidas por
el profesor Eloy Espinosa-Saldaña.
En la mesa final, Elena
Alvites expuso sobre el proceso de descentralización, presentando sus principales
avances, problemas y retos a enfrentar; Víctorhugo Montoya desarrolló diversas e
interesantes cuestiones relacionadas con la eficacia de la Constitución; Edward Dyer y César Higa, criticando cierto discurso “formalista” que fue presentado para
defender la reciente la elección de magistrados del Tribunal Constitucional por
parte del Congreso, presentaron un método “sustantivista” para resolver o
interpretar adecuadamente casos; por último, Reynaldo López realizó algunas
propuestas para restringir el acceso al cargo de congresista.
Como pueden ver: hubo diversidad
de temas y todos estos fueron sustantivos. Igualmente, las intervenciones
mostraron un buen nivel y ayudaron a precisar las perspectivas expuestas.
Además de lo anotado, vale la pena destacar también el impulso que desde antes del evento y durante
todo él, le dieron los profesores Luis Sáenz y especialmente Eloy Espinosa-Saldaña,
que permitieron que el IEJC fuera posible y quedara estupendamente organizado.
Una mención especial merece, asimismo, el profesor Blume, que estuvo todo el día y
escuchó prácticamente todas las exposiciones (lo que, si bien enriquecedor, fue también muy agotador: duró de 9:00 a.m. a 9:30 p.m).
El evento, que contó con las
palabras de bienvenida del profesor Eloy Espinosa-Saldaña y fue inaugurado por el profesor
Ernesto Blume, cerró con algunas intervenciones finales sugeridas por la APDC: una
primera, a cargo de Christian Donayre, que representó bien el sentir de quienes
participamos en calidad de jóvenes; otra de Ernesto Blume, como Presidente de
la APDC; quedando las palabras de clausura para el profesor Domingo García,
Presidente Honorario de la APDC, que asistió pese a sus problemas de salud (estaba con una grave
afonía).
En su intervención, el
profesor García Belaunde hizo algunas referencias que, si bien las hemos escuchado
antes, siguen siendo absolutamente entrañables: por ejemplo, la anécdota del
“me siento complacido y, complacido, me siento”; sus inicios en la enseñanza
del Derecho Constitucional en época de dictadura; o su inicial sensación de
soledad académica y cómo ahora, también gracias a nosotros, “jóvenes constitucionalistas”,
se siente más acompañado en los caminos del Derecho Constitucional.
Ahora, tal vez nuestros
constitucionalismos (el suyo y el de los jóvenes constitucionalistas) no sean del
todo homologables, como quizá el propio García Belaunde puede haber sentido
respecto a los constitucionalismos de Ferrero Reblagiati, Herrera Paulsen o
Pareja Paz-Soldán (que es lo que entiendo de sus palabras). Sin embargo, es
completamente cierto –y este auspicioso Encuentro así lo demuestra– que no
estamos solos, lo cual es muy estimulante y prometedor. Siendo así, es evidente
que para los constitucionalistas jóvenes los retos no van por el lado de la
falta de compañía. Más bien, podemos ver un reto interesante en cómo hacer para
que nuestras compañías se conviertan en fuerza y afrontar así los retos del
constitucionalismo contemporáneo.