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sábado, 5 de octubre de 2013

Sobre "Ciudadanos sin República" (y el encarte de Constructores Perú)

En Constructores Perú, partido político en el que milito, acabamos de editar un encarte que contiene breves artículos en los que discutimos algunas ideas que Alberto Vergara incluyó en Ciudadanos sin República, reciente libro suyo en el que reúne textos publicados durante los últimos años en medios de alta divulgación. Para mayores señas, Alberto Vergara es un politólogo que realiza análisis interesantes, los cuales son presentados con meritoria honestidad; además, forma parte de una nueva generación de científicos sociales que tiene temas y estilos que los diferencian de nuestros “clásicos” investigadores sociales (vinculados al IEP o las viejas izquierdas).

A propósito de lo que Vergara sostiene en la introducción de su libro, se ha generado un interesante debate (además de algunas intervenciones adulonas, por cierto). En mi caso, estimo que lo importante de la referida introducción es que pone varios temas en agenda y, en especial, uno en el que Constructores Perú trabaja hace años: la construcción de una República de ciudadanos. Ahora, respecto al contenido de la introducción, creo que ni es tan novedoso (que yo recuerde, la exigencia de institucionalidad, respeto a la ley y ciudadanía no es nueva) y tiene varias imperfecciones, por lo menos en lo que se refiere al republicanismo (que es sobre lo que podría hablar más).

Considero que la remisión que hace Alberto Vergara al término “republicanismo” es innecesaria y efectista, y que su apuesta no es en realidad republicana. Sucede que, a pesar de que “republicanismo” significa algo (si bien no hay uniformidad, sí tiene un contenido mínimo), Vergara señala que usa ese término más bien como una categoría funcional a su análisis (y no según el contenido teórico que ya tiene) y para ello, en la práctica, lo termina redefiniendo (o desnaturalizando). Sostiene que puede hacerlo, ya que no se trata de un “hecho del mundo” (es decir, “no existe en la tierra”). Al respecto, hasta donde entiendo, incluso los hechos del mundo son redefinidos constantemente y, por otra parte, muchas palabras y conceptos inventados –que no son datos de la realidad– tienen un contenido generalmente aceptado, con cierta estabilidad, que hacen posible la comunicación. Siendo así, en primer término no deberíamos darle a las nociones previamente existentes el contenido que nos plazca o convenga, máxime si ya cuentan con un significado conocido o estable (en caso contrario, sería necesario un esfuerzo justificativo adicional). Con una “explicación” como la intentada por Vergara, a su liberalismo centrista podía habérsele llamado por igual correísmo liberal, fujimorismo institucional, comunismo democrático o pepecismo popular: no importa, finalmente para él se trata de escoger un membrete independientemente del significado previo que ya contenía. En efecto, según confiesa, el membrete republicanismo lo usa como "estrategia de análisis”, porque le resulta útil, independientemente de lo teorizado sobre él.

Pero, bueno, ¿por qué tanto barullo con el término? En lo personal, el asunto me parecería irrelevante si no fuera porque el republicanismo es una de las fuentes ideológicas de Constructores Perú y, en verdad, nos diferencia de otras apuestas políticas e ideológicas. Tenemos un especial interés en que conozca y discuta el republicanismo en serio. Creemos que vale la pena.

Ahora bien, este no es el primer cuestionamiento que se hace al supuesto republicanismo de Vergara. Al respecto, hace poco Félix Jiménez también sostuvo que las explicaciones de Vergara no son realmente republicanas. Ante ello, Martín Tanaka –que fue aludido– dio cuenta del contenido del artículo de Jiménez en un artículo periodístico y prometió darle su vuelto discutir lo consignado allí en una siguiente ocasión. Vergara, por su parte, sin atender a los cuestionamientos de Jiménez, usó más bien un argumento ad hominen (aunque me parece razonable): dijo que no aceptará críticas a su republicanismo de quiénes fueron fans enamorados de un caudillo militar (¡sóbense!).

Bueno, yo no he sido fan de Humala, aunque ciertamente mi republicanismo me hizo imposible pensar en votar por Keiko (espero que, desde similar republicanismo, haya pasado igual con Vergara). No obstante, creo que no es la voz discutir (y menos descalificar) aludiendo a de quién fuiste fan o por quién votaste (es más, hasta donde entiendo McEvoy debería jalarle la oreja a Vergara por semejante purismo, atendiendo a que en la historia del Perú el republicanismo siempre vino “con hueso”). Mejor, me parece, es discutir a fondo los temas del republicanismo y pensar en una agenda republicana, ahora que parece que por fin parece posible.

Y con esto acabo: reitero, a mi parecer la apuesta (supuestamente republicana) de Vergara en realidad es liberal (además de centrista y moderada, como lo precisa siempre); de republicana solo tiene cierto institucionalismo, más vinculado al sentido común del académico responsable que al contenido característico del republicanismo. Ahora bien, de otra parte, el aparente republicanismo de la izquierda (que supuestamente reivindica Félix Jiménez) no sé bien a dónde apunta: recuerdo que Susana Villarán incumplió flagrantemente la sentencia del caso La Parada, Marisa Glave defendió la “muerte civil”, Nicolás Lynch ofende a los ciudadanos homosexuales y en la marcha  del 26 de octubre se levantó como bandera de lucha la derogación de la ley de servicio civil, todo lo cual me parece ciertamente antirrepublicano.

En fin, por ahora lo dejo aquí. Les pido que por favor chequeen el encarte de Constructores ¡y a ver si la seguimos!